Es muy sencillo, muy fácil de entender. Quien no quiera entender es porque no desea hacerlo, porque hasta los lobbistas de Lima y transnacionales tendrán que entenderlo aunque les malogre la noche. También tendrá que entenderlo Humberto Huamán y Gualberto Sallo, exautoridades de Chinchero que apoyaron este proyecto, y el alcalde provincial Víctor Boluarte y el gobernador regional Jeanpaul Benavente, y el primer ministro Salvador del Solar y el presidente Vizcarra, y se darán cuenta de inmediato que el trato con Corea del Sur para que seleccione una empresa para construir el aeropuerto en Chinchero no tiene sentido. La explicación puede ser breve y ya en las palabras del vicepresidente de IATA* queda claro que ellos han escuchado lo que nosotros venimos diciendo desde hace meses y ellos no. 

La explicación sencillísima que habrá que alcanzársela al presidente Vizcarra es la siguiente, y que hace que el proyecto de Chinchero llegue a su punto final. Si quieren seguir, ya será necedad y una falta de comprensión de lo más elemental.


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Sucede que según lo planificado para el aeropuerto de Chinchero hay dos rutas posibles, dos rutas de navegación aérea para salir desde la pista de despegue. La primera de ellas, que ha sido la más estudiada y que tiene como denominación técnica la ruta RNP 34, sale hacia la ciudad de Urubamba y está sobre su plaza en un minuto, a una altura de 1,087 metros. Luego, dentro de esta misma ruta los aviones derivan hacia el Parque Arqueológico de Ollantaytambo y es en todo este tramo, que abarca unos centenares de kilómetros, que los aviones no tienen el procedimiento de contingencia para un fallo de motor, es decir, en esos momentos los aviones han alcanzado una altura (y eso se conoce porque el Ministerio de Transportes y Comunicaciones (MTC) ha entregado los Waypoints o coordenadas de vuelo de los aviones) que es inferior a la altura que tienen las montañas en ese corredor tanto a la derecha como hacia la izquierda, porque las montañas tienen alturas mucho mayores a la que han alcanzado los aviones en ese punto en los que vienen ascendiendo, y por tanto los aviones no pueden dar el movimiento de giro que necesitan para volver al aeropuerto cada vez que se presenten problemas de fallo de motor y los aviones deban volver. Entonces esta ruta de vuelo, que ha sido la más analizada dentro de los estudios aeronáuticos de los documentos de factibilidad no es operable, porque el riesgo sobre tripulantes y pasajeros es inobjetable, y nadie arriesgaría así la vida (menos el gobierno del Perú ni las autoridades cusqueñas al poner en peligro la vida de las personas), eso al margen de todo el daño al patrimonio de Ollantaytambo.

La segunda ruta posible despegando desde el ideado aeropuerto de Chinchero usaría la ruta SID 34, que también va por Urubamba y da una vuelta en U y se encamina hacia la zona de Maras y Moray, a unas alturas también sumamente bajas, de 700 a 600 metros, respectivamente. Pero aquí tenemos un grave problema, que es "superable" pero que implica que el aeropuerto tendría un problema de baja operatividad, pues la ruta de salida de los vuelos que vienen desde Urubamba se toparían con los vuelos que vienen en descenso hacia Chinchero, lo que implica problemas de control de las aeronaves que en principio sí se puede realizar, pero que hace sumamente complicado todo el procedimiento. De modo que una solución habría de establecer horarios para que los aviones que están saliendo respecto a los que están aterrizando puedan tener horarios propios, lo que evidentemente hace muy rígidas y complejas las condiciones para volar en esta ruta, que es básicamente la otra única ruta posible (hay una tercera que no es importante).

El Perú ha suscrito un acuerdo con Corea del Sur para que este se encargue de seleccionar la empresa que ha de construir el aeropuerto, pero nos preguntamos para qué, si ya sabemos que el aeropuerto será poco operativo en su única ruta posible (la SID 34) y también podemos deducir con entera facilidad que será poco rentable. IATA, la Asociación de Transporte Aéreo Internacional  ha señalado además, que el aeropuerto se está proyectando al margen de la industria aeronáutica, es decir, se está saltando a la garrocha la consulta a las líneas aéreas y todo el campo ligado a lo aeronáutico, que, como vemos, no permitiría que se construya el aeropuerto en ese lugar por su alta peligrosidad en una de las rutas, y por su baja operatividad en la otra. En síntesis, si se va a buscar un lugar idóneo para un nuevo aeropuerto en Cusco ese lugar no puede ser Chinchero, sino que se tiene que buscar otro emplazamiento mucho más adecuado para que cumpla las expectativas cusqueñas respecto a la construcción del Aeropuerto Internacional del Cusco que ni ponga en peligro a pasajeros ni termine siendo una infraestructura de poco uso dada su baja operatividad, que se traduciría también en baja rentabilidad.

No hay forma de eludir las leyes de la aerodinámica ni tampoco hay forma de reubicar las montañas en la zona de Chinchero y Urubamba, de las formas como han sido dispuestas y que hacen imposible un Aeropuerto que tenga algún sentido en esta zona.


Agradezco especialmente al Mayor General FAP (r) Bruno Papi Aparicio por sus enseñanzas, su incapacidad para ser indiferente, y su vocación patriótica que lo ha llevado a una lucha tenaz e impresionante por detener el absurdo completo de la construcción de un Aeropuerto en Chinchero que va a servir para muy poco. 


*La Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) es la asociación comercial mundial de las líneas aéreas. Está integrada por unos 260 transportistas aéreos, que representan el 83% del tráfico aéreo total.