Si hay alguien a quien no debe escuchar el presidente Vizcarra respecto al aeropuerto de Chinchero es a Juan Stoessel. Gerente de los hoteles Casa Andina, del grupo Interbank, en un artículo señaló a Francia entre los países postores cuando ese país ya había abandonado este desastre ya inocultable que constituye el aeropuerto. En el momento que publicó el artículo ya solo quedaban como postores de Corea del Sur, Canadá, Turquía y España. Y para colmo, en el artículo alabó la infraestructura aeroportuaria francesa. Es decir, su conocimiento sobre el proceso del aeropuerto de Chinchero es semejante al conocimiento sobre matrices, logaritmos y trigonometría que tiene Miguelito Barraza en sus momentos de depresión.

Recientemente escribió un nuevo artículo, tan lleno de inexactitudes como los anteriores, y sin embargo, este es uno de los únicos empresarios peruanos que se atreven a escribir sobre Chinchero, porque los otros piensan que como se trata de una batalla ganada sin hacer nada, no opinan, aunque esté demostrado que el aeropuerto ya no debería construirse, porque los riesgos para la seguridad de las personas (tripulación y pasajeros), es tal que su ruta principal es inviable (diciéndole sin mucha crudeza, si usted desea morir, súbase a un avión desde el aeropuerto de Chinchero una vez que esté construido, que la ruta RXY 34 le da una variada oferta de muertes fatales al interior de un avión si se produce un fallo de motor al momento del despegue), y la otra ruta, la SID 34, le garantiza marearse de lo lindo en el despegue, porque luego de Urubamba da una vuelta en U para enrumbar hacia Maras y Moray, allí se encuentra con el detalle que los vuelos que están saliendo se encuentran con los que están aterrizando, generándose un caos que hace este aeropuerto poco operativo, lo que se traduciría fácilmente en el hecho que no sería precisamente rentable, sino aterriza como un paquidermo blanco  que se hundiría en los porosos suelos de Chinchero. 
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¡Qué colección de necedades traen consigo los artículos de Juan Stoessel sobre Chinchero!

La primera necedad es que nos señale que esta inversión millonaria es necesaria e irremplazable. Es más que obvio que si un aeropuerto tiene rutas aéreas que en un caso sería imposible encontrar un medio de escape frente a un fallo de motor durante cientos de kilómetros, y que esa ruta fue la más estudiada por una empresa como ALG, ahora envuelta en líos de corrupción en Europa, y la otra ruta posible generaría un caos aéreo, entonces esta inversión millonaria no solo no es necesaria ni irremplazable, sino que es urgente remplazarla y de necesaria no tiene nada, porque antes que un vuelo en avión está la vida de las personas que subirían a estos aparatos sobre los 3700 metros de altitud. Ninguna línea aérea arriesgaría a sus clientes a pasar por eventuales peligros extremos y hasta mortales en caso de concretarse el fallo de motor.  

Está demostrado por expertos aeronáuticos que no ofrece seguridad, que la primera de las rutas aéreas tiene problemas desde antes de Pachar y durante centenas de kilómetros ya que no tiene procedimiento de emergencia ante una falla de motor, que los aviones tienen montañas a derecha e izquierda y que no podrían volver al aeropuerto, así que los problemas de seguridad que tiene el aeropuerto de Chinchero implica un riesgo para la vida de las personas. Ninguna inversión que pone en peligro la vida de tripulaciones y pasajeros es necesaria e irremplazable, es más, lo urgente es reemplazarla cuanto antes. El Aeropuerto de Chinchero tiene problemas de seguridad INSOSLAYABLES.

El segundo punto en el que Stoessel deriva hasta el absurdo es que nos refiere de dos rutas para el aterrizaje, cuando el peligro del aeropuerto de Chinchero se encuentra en las rutas de despegue, que son tres, aunque hay 2 principales (la tercera es muy menor), la primera de ellas tiene un nivel de inseguridad que no podría operarse en ningún caso por los motivos ya señalados. Queda así una sola ruta de despegue posible, que es la SID 34, que implica una ruta en U mareando en el despegue al grueso de los pasajeros, y que luego iría hacia Maras y Moray, donde el tráfico sería sumamente complejo, porque los aviones de ida se toparían con los que vienen aterrizando. Eso obligaría a establecer horarios para los aviones de ida, y los aviones que están arribando, lo que haría que el Aeropuerto de Chinchero fuera poco operativo, y por lo mismo, poco rentable. Difícilmente las líneas aéreas se van a inscribir en un Aeropuerto que no les asegura cierta rentabilidad.

La tercera cosa necia que él menciona en su artículo y podríamos seguir con más y más necedades que contiene este artículo señala "en el gobierno regional del Cusco prefieren confiar en los informes técnicos elaborados por el Ministerio de Transporte cuando se habla de seguridad aeronáutica". La Ministra de Transportes
María Jara  hasta este momento no ha respondido a las críticas de IATA, la Internacional de Transporte Aéreo, porque las declaraciones de Peter Cerdá, Vice Presidente de IATA, que señala con entera claridad que el Aeropuerto de Chinchero había sido proyectado sin tomar en cuenta a la industria aeronáutica, y creemos que debe hacerlo, que es un Aeropuerto sumamente peligroso, que tiene errores garrafales en su proceso de implementación, que los vientos presentan cizalladuras (es decir, vientos verticales cortantes y muy peligrosos), e IATA representa a 260 líneas aéreas y tiene el control del 83% de las operaciones aéreas. En otras palabras, entrelíneas se puede entender que IATA no alentará a las líneas aéreas que la conforman a que los aviones de las empresas agremiadas utilicen el Aeropuerto de Chinchero, por tratarse de un Aeropuerto que no ofrece seguridad, lo que condena al Aeropuerto de Chinchero a 2 posibilidades: a constituirse en un Aeropuerto de muy baja operatividad, y por lo tanto, de muy baja rentabilidad, o convertirse directamente un elefante blanco, un Aeropuerto sin aviones.

Entonces, mejor es parar el proyecto ya, antes de hacer mayores gastos inútiles para el Estado y proceder a buscar una forma de anulación del contrato con Corea del Sur, que no se puede construir un Aeropuerto en vano.