Tanto el Convenio con Corea del Sur para construir "una ciudad inteligente" como la idea de un gran parque ecológico como el Central Park de New York en las tierras del Aeropuerto Velasco Astete parten de un supuesto que ha sido rebatido una y otra vez por expertos de varios campos, pero sobre todo de la aeronáutica: este supuesto es que el Aeropuerto de Chinchero será operativo y un gran proveedor de pasajeros y turistas para el Cusco, cuando lo que demuestran estos expertos es lo contrario.
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Se ha señalado hasta la saciedad que hay dos rutas aéreas de salida desde el Aeropuerto de Chinchero, una de ellas, la que se usaría más, atraviesa el Parque Arqueológico de Ollantaytambo e ingresa en las tierras pertenecientes al Santuario de Machu Picchu. Esta ruta aérea es sumamente peligrosa y es difícil sino imposible que las líneas aéreas pidan la licencia para utilizarla. Ya Peter Cerdá, vicepresidente de IATA, el gremio que agrupa al 83% de las líneas aéreas, ha señalado que el Aeropuerto de Chinchero tiene "errores garrafales" y se ha diseñado "de espaldas a un diálogo con las líneas aéreas, que no han sido consultadas" ¿Pero por qué no pedirían la licencia para usar esa ruta? Porque ni bien despegado el avión desde Chinchero y haciendo un giro por la ciudad de Urubamba y, desde la altura de Pachar, ya ingresando al Parque Arqueológico de Ollantaytambo, en caso de un fallo de motor (de uno de los dos motores que tienen los aviones actualmente), las naves se encontrarían por decenas de miles de kilómetros en una trayectoria, que dada la altura alcanzada por el avión y la mayor altura de los nevados y montañas del entorno, harían imposible el retorno de las naves hacia el Aeropuerto de Chinchero como emergencia y salvataje. Sencillamente, los aviones caerían entre las montañas.
Esto no es esotérico ni cuestionable: se tienen con precisión las coordenadas de vuelo que tendrán los aviones, y las alturas respectivas de la orografía del entorno. Esto se ha explicado una y otra vez con mapas, con las rutas aéreas de los aviones por parte de los expertos, y es sencillo de entender. Y la prueba de fallo de motor, que suele hacerse como precondición para cualquier aeropuerto en el mundo, no se ha realizado en el caso de Chinchero. Y estas eventualidades, las de fallo de motor -engine failure-, ocurren con una frecuencia estudiada por los expertos aéreos, y son eventualidades siempre posibles. La otra ruta aérea (digamos la ruta B, aunque tiene una nomenclatura técnica que hemos repetido muchas veces) luego del despegue, es extremadamente complicada.
Luego, no se deja de tener la idea que los aviones llegarán directamente desde China o Europa o los Estados Unidos. Pues esos vuelos no se realizarán y los que se realizarán son prácticamente los mismos que se realizan actualmente al Aeropuerto Internacional Velasco Astete (AIVA). El estudio de factibilidad consigna 11 destinos para este aeropuerto, prácticamente todos dentro de Sudamérica. Es decir, según los estudios de factibilidad del Aeropuerto de Chinchero (AICC) el 80% de los vuelos repostarán en Lima, y es por eso que el argumento chauvinista se cae en picada: en realidad a los intereses en Lima ni les va ni les viene si el Aeropuerto de Chinchero aparece en el panorama. Más bien los operadores turísticos tanto de Cusco como de Lima deberían estar inmensamente preocupados por el primer escenario en que el Aeropuerto de Chinchero no será operativo, o en el mejor de los casos, poco operativo, porque su negocio se viene a pique con la construcción del Aeropuerto de Chinchero, ahora complementado con la venta de los terrenos del Velasco Astete. Pero no lo están, no están inmensamente preocupados, porque piensan que la "ciencia y la tecnología han avanzado tanto" y "ahí tienen el Aeropuerto de La Paz" (que recibe 2 millones de pasajeros anuales, menos que los 3 millones 800,000 que recibe el Velasco Astete anualmente).
Lo prudente, en vista de que no hay ninguna seguridad que el Aeropuerto de Chinchero sea operativo y rentable, y que no sólo los riesgos no están subsanados sino que se sabe que los Estudios de Ingeniería del Aeropuerto de Chinchero han sido observados por la Contraloría porque están incompletos, sería no tocar para nada por un tiempo prudencial el Aeropuerto Velasco Astete ni hacer convenios para "ciudades inteligentes" construidas por Corporaciones de Vivienda coreanas, ni soñar con Central Parks neoyorkinos y pulmones verdes para el Cusco, porque abre la posibilidad oscura que el Cusco se quede sin aeropuerto alguno, y los cusqueños tengan que viajar en avión desde Arequipa o Juliaca, en el mejor de los casos. Es decir, si se adelanta cualquier acción sobre los terrenos del Velasco Astete, se perdería soga y cabra.
Todo este panorama tiene una semejanza con el derroche de recursos económicos en líneas ferroviarias que no iban a ninguna parte en el período de Balta y durante el auge guanero en el siglo XIX, cuando se pensó que trazando líneas férreas -habían 50 proyectos en curso en ese gobierno- se creaban mercados internos por arte de magia.
A esto debemos añadirle que el abastecimiento de agua potable en la ciudad del Cusco será crítico e inviable (pues las fuentes de agua que provienen de Chinchero, de la laguna de Piuray, se verán muy afectadas por el crecimiento urbano que la sola idea de un aeropuerto ya ha generado en esta zona).